domingo, 5 de febrero de 2023

Cronicas de Viaje, con mis abuelos a München

 Mi abuelo tenia sus raices en Bavaria, de vez en vez viajaba, por negocios o de visita a su familia, pero nunca se iba solo, siempre se llevaba a mi abuela y cargaba conmigo, ya que vivia con ellos, siempre admirare su sabiduria, me enseño lo valioso que es usar el transporte adecuado, en el momento adecuado.

Salimos de Veracruz, rumbo al DF, en un ADO Olimpico, y como siempre, yo iba en la ventana, me conocia la carretera de memoria, pero aun asi me fascinaba verla, eran los tiempos en que las corridas normales pasaban por Cordoba, Orizaba y Puebla, y era muy normal que siempre pasaramos a Puebla a comer, pero esta vez, no lo hariamos, habia que llegar a cierta hora al aeropuerto.

El  viaje a Nueva York lo hicimos en un avion de Mexicana, supongo que habra sido un 727, en los tiempos en que se caminaba al avion en la pista, y los aviones de esa compañia estaban en blanco y oro, aun en viajes cortos, el servicio era excelente, nada de los simples cacahuates que dan ahora.

Descansamos una noche en la Ciudad, pero mis abuelos aprovecharon para tener un paseo romantico, una cena elegante, as la luz de las velas, medio arruinada por mi, que me aburria a mares. no los dejaba en paz, pero me tranquilizaban con un helado del tamaño del Empire State, cuando lo acababa,  mis abuelos ya habian bailado y pasado una velada memorable, como es regla en la gran manzana, nos regresabamos en taxi al hotel, en esa ciudad estaba prohibido caminar.

Y  asi como mis abuelos eran fieles al ADO, tambien lo eran a Lufthansa, nos acomodamos  en la parte superior de un 747, en asientos que parecian sillones, y no me despegaba de la ventanilla, aunque solo viera nubes, que no se que extraña fascinacion ejercen sobre  mi, aun ahora las colecciono, a veces aparecia un buque en el mar, aunque parecia una paja en la ventana

Los setentas eran una epoca diferente para volar, el servicio abordo era equivalente al de un buen restaurante, aun recuerdo esos deliciosos pfepfersteakes mit kartoffeln que adoraba mi abuelo y que me enseño a disfrutar, aunque por otro lado, tambien se permitia fumar y la cabina se llenaba de ese apestoso olor a puro.

Aterrizamos en Frankfurt, en donde descansamos otro dia, despues de todo, mis abuelos ya rebasaban los 60s, al dia siguiente,  mi abuelo fue a trabajar, mientra mi abuela me llevaba de compras por la ciudad, eran regalos para la familia politica, al mediodia abordabamos el Trans Europa Express, un ferrocarril de pasajeros de primera, y no me refiero a la clase, sino a la calidad, el mejor tren en el que me subi, quirurgicanente limpio y ordenado, asientos amplios y comodos, con unos enormes ventanales, en unas horas, estabamos descendiendo en una hermosa tarde de la capital bavara.

Nos quedabamos en un centrico hotel, con un pequeño y muy buen restaurante en la parte inferior, en el que mi abuelo y yo, nos terminabamos unos sauerkraut enormes, mientras que mi abuela optaba por algo  no tan amargo, ella jamas se acostumbro a la comida alemana.

En la mañana, muy temprano, mi abuelo, que aunque detestaba conducir, habia rentado un auto, (porque diablos el ADO no tenia terminal en München), en el que recorreriamos la ultima parte del.camino, que seria por lo que llamariamos en México, una carretera federal, que daba vueltas y vueltas alrededor de montañas, hasta desembocar en el lago Constanza, (Bodensee), terminabamos el viaje en un hotel muy comodo y tradicional en Lindau, al dia siguiente seria la reunion con la familia

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